Silencio.

Shh. No digas nada. Deja lo que estás haciendo y acércate.
La tormenta desde esta ventana se ve mucho mejor.
Hace una preciosa noche, no crees?
¿Qué? ¿Dices algo? No puedo oirte.
¿Tienes miedo? ¿por qué...? Sabes que no voy a hacerte daño. Eres muy importante.
¿No me crees? Vaya... parece que va a ser un trabajo duro el hacerte entender todo lo que te digo.
¿Qué pasa? ¿crees que no soy la misma de antes?
Lo soy. Lo sabes.
Cógeme de la mano. ¿Notas mi calor? Al igual que antes.
Sigo aquí. No voy a soltarte.
Puede que esté loca. Pero antes tambien lo estaba. Es más, siempre lo he estado y antes no dudabas en acompañar mi locura.
¿Recuerdas aquel día, cuando me dijiste que me querias mientras me dabas un beso en la nariz? No sabes cuanto me gustaba que hicieses eso. Es lo que más echo de menos de tí.
Tú... tan mayor y yo... tan niña.
Oh... pero que veo. ¿Estás llorando?
No. Ya me hiciste llorar a mí. ¿Por qué eres así?
No te vayas. No. Quédate un rato más aquí. Por favor... No salgas. La noche es muy mala y la tormenta te alcanzará.
Me siento tan sola...
En esta habitación ya solo quedo yo. Mis pensamientos y yo. Mis locuras y yo. No lo entiendes... Hoy significas tanto... Ayer y mañana también.
Pero, ¿qué digo? ¿qué sientes tú?
¿Únicamente pena? ¿lástima? ¿dolor? ¿tristeza? ¿soledad? ¿angustia?....................... ¿Amor?
Yo, por desgracia, no puedo entrar en tu mente y ver lo que hay en ella. Al igual que tú tampoco puedes entrar en la mía.
No sabes cuantas veces me gustaría ver que entiendes lo que digo... que me comprendes... pero sobre todo
que tú sientes lo mismo.
Shh. No digas nada.
Silencio.